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¿Cuánto tiempo del día pasas en tu cocina y qué tanto la disfrutas? ¿Qué lugar ocupa en tu vida cotidiana y en la de tu familia?
En la casa de todos nosotros existe ese pequeño “laboratorio” al que llamamos cocina, un espacio doméstico que nos proporciona las condiciones necesarias para preparar y conservar los alimentos.
Puede ser más pequeña o más grande, estar muy equipada o tener simplemente lo elemental, pero el hecho es que estamos tan acostumbrados a ella que pocas veces reparamos en su importancia.
¿Te has puesto a pensar alguna vez en cuántos conocimientos y progresos tecnológicos han sido necesarios para que dentro de una vivienda sencilla podamos contar con una cocina? Te voy a contar un poco acerca de esto.
Como sabes, el control del fuego fue indispensable para el surgimiento de la especie humana.
Hace millones de años, nuestros más antiguos antepasados, los primeros homo sapiens, descubrieron y perfeccionaron la manera de producir fuego lo que les permitió sobrevivir en ambientes naturales difíciles.
Con el fuego ahuyentaron a los animales peligrosos, tuvieron luz y calor, y aprendieron a cocinar con él sus alimentos para hacerlos digeribles, duraderos y sabrosos. El sitio en el que se encendía el fuego permitía un entorno seguro.
La “hoguera” se convirtió entonces en el lugar de la convivencia comunitaria y, con el paso de los milenios y los siglos, en el centro de la vida en familia. La palabra “hogar” deriva, precisamente, de “hoguera” y sintetiza en su significado todo lo que tiene de amable, protector y acogedor el espacio que habitamos. Y en la hoguera está, sin duda, el origen de nuestras modernas cocinas.
El sabio y cada vez más necesario aprovechamiento del fuego fue lográndose poco a poco, sobre todo en las grandes cocinas de los palacios, las casas nobles y los conventos.
Así, se pasó de la leña al carbón, después a combustibles como el petróleo o el queroseno, y más adelante al gas butano y a la electricidad.
La obtención del agua corriente fue también toda una aventura. Los grifos de agua se inventaron en los primeros años del siglo XIX en Inglaterra, pero su uso se extendió ya entrado el siglo XX.
Lo mismo que la presencia de los frigoríficos que aumentaron el tiempo de vida de los alimentos frescos.
Un paso muy importante en la modernización de las cocinas fue el trabajo de la arquitecta austriaca Margarette Shütte-Lihotzky que diseñó una cocina prototipo en 1926 conocida como “Cocina Frankfurt”.
Su diagrama permitió reunir en un espacio pequeño los avances técnicos y las comodidades necesarias y definió la cocina tal como la entendemos al día de hoy. Los espacios se estandarizaron, con lo que las estufas, refrigeradores y otros muebles de cocina se fabricaron en serie y redujeron su precio.
Como ves, nuestra cocina, por sencilla que parezca, es un pequeño milagro. En ella conviven la historia, los avances técnicos, el arte, la imaginación, la creatividad, la higiene y los más bellos conceptos de la vida en común.
Vale la pena revalorarla y hacer de ella un cálido y hermoso lugar de cercanía familiar tal como se concibió en sus orígenes.
Te invito a que renueves el espíritu de tu cocina. Qué la charla la anime, que las tareas se distribuyan entre todos y que de ella surjan los mejores platillos y los más gratos momentos.