COMIDA Y EMOCIONES

Hambre emocional

Una alimentación emocional es aquella en la que se usa la comida como estrategia para regular emociones: está comprobado que los alimentos pueden tener efectos calmantes en nuestro cerebro

Comida / Ilustración
Comida / IlustraciónCréditos: Foto de Ali Inay en Unsplash
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Hambre emocional - 03 Oct 23

Durante la pandemia y más que en ningún otro momento, nos dimos cuenta que experimentamos cambios en nuestra estabilidad emocional y que estos también se asocian con la alimentación. ¿Comida y emociones? ¿Cuál es la relación real entre nuestras emociones y la manera en que nos alimentamos? Es un tema que se toca más de lo que realmente lo hemos considerado.

Primero es importante comprender que una emoción es una respuesta de alerta que nos avisa sobre ciertos aspectos de nuestro alrededor.

Nuestras emociones tienen un patrón de respuesta, una intensidad y una temporalidad. En el momento en el que experimentas una emoción, todo el organismo se sacude: desde los músculos, los nervios, el sistema endocrino y el digestivo, entre otros.

Gran parte de lo que nos pasa en la vida lo relacionamos con la comida, desde celebraciones, reuniones familiares y otros acontecimientos sociales, pero también asociamos a la comida con situaciones de estrés o desconcierto.

Por otro lado, la alimentación es una necesidad fisiológica básica, pero ésta se encuentra mediada por diferentes factores relacionadas con nuestra cultura.

Las investigaciones han encontrado que nuestras emociones se ven afectadas por reacciones alimentarias en el proceso de la ingesta; desde el momento en el que empezamos a ver opciones de comida, por ejemplo, hasta la respuesta afectiva al alimento o la elección de la comida, la masticación, nuestra velocidad al comer, y las porciones que comemos.

Desde hace mucho tiempo, se ha estudiado esta asociación entre comida y emociones, pero la verdad es que es difícil de predecir, pues existen dos variables, la primera se da entre las personas y la segunda, con las emociones.

Algunos psicólogos señalan que los alimentos generan emociones, pero también las emociones provocan la elección que hacemos de nuestros alimentos.

Una alimentación emocional es aquella en la que se usa la comida como estrategia para regular emociones: está comprobado que los alimentos pueden tener efectos calmantes en nuestro cerebro.  

Dentro de los estudios que se han realizado, se observa que, si la persona tiende a una alimentación emocional, las emociones negativas pueden incrementar su ingesta de alimentos dulces y ricos en grasas.

La manera en la que nos alimentamos se influye por factores biológicos, geográficos, sociales, culturales y económicos. La combinación de esos factores determina cómo y qué comemos cada uno de nosotros.

Comer de manera emocional, es un hábito incorrecto que termina por consolidarse en nuestra vida y la solución es revertirlo. Te comparto algunos consejos para hacerlo:

Lo más importante es estar consciente de cómo y por qué comemos. Es esencial saber que podemos hacer las cosas de manera más saludable. Te recomiendo que identifiques el hambre emocional y que la diferencies de la física.

Una vez que lo logres, procura un adecuado manejo de tus emociones, aprende a manejar pequeños momentos de estrés cotidiano y resolverlos sin un alimento de por medio.

Y finalmente, incrementa las actividades placenteras que no se relacionen con la alimentación.

Personas comiendo / Ilustración / Foto de Priscilla Du Preez ???? en Unsplash