Junio es históricamente el mes dedicado a la visibilización de la sociedad LGBT en el mundo, cada vez con mayor resonancia en las ciudades y grandes metrópolis, con todo lo que de ello deriva: marchas, denuncias, estudios, agenda política, arte, cultura y fiesta, mucho carnaval. ¿Estamos para celebrar la diversidad sexo-genérica en México?
La Comisión de Derechos Humanos en nuestro país señala que, en el año 2023: 6 de cada 10 personas de la comunidad LGBT+ han sufrido algún tipo de discriminación y más de la mitad reporta haber sufrido expresiones de odio, agresiones físicas y acoso. Y entre 2008 y 2023 en nuestro país, se acumulan más 700 asesinatos de personas de la diversidad, cerca del 30% eran personas trans. Es decir, nos faltan motivos para celebrar. Y este año, resulta importante la próxima edición 46 de la Marcha del Orgullo LGBT porque coincide con las recientes elecciones presidenciales, de las cámaras federal y local y la jefatura de la Ciudad de México y la agenda política de acciones afirmativas.
Las dos candidatas más importantes del partido ganador MORENA firmaron compromisos para esta agenda LGBT, sumaron a sus cuadros candidatos de representación de la diversidad, lo cierto es que se han encontrado anomalías el registro de 81 candidaturas de esta población, por lo menos en el Estado de México 11 de estas personas no cubrían con el perfil de acuerdo con lo que se estipula en los estatutos del partido y de la cuota inclusiva que marca el Instituto Federal Electoral. Es decir, había postulaciones autodefinidas como parte de la comunidad lgbt pero que ni su trayectoria, ni trabajo, ni intereses político-sociales avalaban su candidatura y era una simulación para hacerse del cargo de servidor público.
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La gravedad en estas irregularidades de las candidaturas de NO acción afirmativa es el doble mensaje que el partido político y las ahora electas presidenta y jefa de gobierno de la ciudad de México envían: en el discurso público se muestran interesadas en la demanda de la agenda de la comunidad de la diversidad sexual y en la práctica no existe un compromiso real y profundo. Al no vigilar y cuidar que las personas que ocupen un curul de cuota de género, de la diversidad no habrá manera de empujar políticas y leyes, iniciativas que garanticen la protección a los Derechos Humanos, de salud, de empleo, de educación, de seguridad social y de la vida.
Buscar que quienes ocupen un lugar en las cámaras de Diputados y Senadores sean no una cuota sino representantes de las poblaciones en situación de vulnerabilidad es una posibilidad de empujar acciones y estrategias que protejan, resuelvan y mejoren las condiciones de inequidad e impunidad que histórica e institucional se vive entre la comunidad Lgbt+. Por ello resulta muy importante que los colectivos, las muchas personas que han trabajo desde hace varias décadas con temas relativos a poblaciones diversas seamos observadores y evaluadores del actuar y compromiso de quienes dicen representar estas agendas de acciones afirmativas. Porque los temas y violencias en muchos aspectos se suman como deudas públicas. Esta puede ser parte de las arengas para la fiesta, la marcha y la expresión pública del próximo sábado 29 de junio en Paseo de la Reforma donde espero encontrarnos y compartir los compromisos por reducir la vulnerabilidad sexo-genérica en nuestro país.
Abramos la discusión: @salmazan71