OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

Serofobia: el virus del estigma

En México en los últimos años hemos tenido un retroceso en cuanto a la prevención y disminución de defunciones por este padecimiento.

Día Mundial de la Lucha Contra el VIH-SIDA.
Día Mundial de la Lucha Contra el VIH-SIDA.Créditos: Cuartoscuro
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Ayer se conmemoró el Día Mundial de Lucha contra el VIH-Sida, como hace 35 años en que la Asamblea General de Naciones Unidas decretó el 1° de Diciembre como la fecha para reconocer la epidemia de salud pública mundial y promover estrategias y campañas preventivas e informativas, así como incentivar programas de largo aliento sobre la educación sexual, diagnóstico, el abasto, tratamientos y seguimiento médico a las personas que viven con VIH y evitar o disminuir los casos de sida; lo cierto que la realidad es otra. 

En México en los últimos años hemos tenido un retroceso en cuanto a la prevención y disminución de defunciones por este padecimiento; tal como lo reportan la Secretaría de Salud en el 2020 se registraron 4557 muertes por esta condición viral y en el 2019 5293, la cifra más alta de las dos últimas décadas, ¿qué significa esta situación de emergencia sanitaria? Algo estamos haciendo mal, dejando de hacer o cambiado en la estrategia preventiva e informativa. En el contexto de la pandemia de coronavirus, los países con sistemas de sanidad pública débiles abandonaron algunos protocolos de tratamientos para atender la emergencia de covid, eso explica el enorme aumento en crisis de salud para pacientes con diabetes, hipertensión y vih-sida. 

El segundo de los aspectos que organizaciones civiles como VIHveLibre y Lleca org han señalado es el cambio en el sistema de compras del gobierno actual, en consecuencia el desabasto de medicamentos, atención y tratamiento hacia las personas con vih y sida, debido al esquema de derechohabiente que condiciona o limita el acceso a diagnósticos oportunos, seguimiento en sistema inmune y hasta soborno por parte de médicos de algunas clínicas del sector público para que un paciente tenga completo su esquema de antirretrovirales ha ido en aumento y provocado el incremento de defunciones en el año 2020. Situación que cada vez es más agudo y complejo entre las poblaciones lgbt que se ven marginadas o limitadas por parte de médicos o del propio sistema burocrático para afiliarse a alguno de los esquemas de salubridad, retrasando el acceso a un control, tratamientos y seguimiento de su estado viral en grupos vulnerables como pueden ser sexoservidorxs, en situación de calle, indígenas o migrantes o la comunidad trans.

El tercer factor que nos puede llevar a conclusiones sobre el aumento de defunciones por vih-sida en los últimos años en nuestro país, nos remite a los múltiples casos documentados y el incremento de la serofobia, es decir una discriminación por parte de prestadores de servicios de salud hacia población más afectada por este padecimiento como son hombres que tienen sexo con hombres, sexoservidrxs, transexuales y transgéneros y población en situación de calle o racializados (morenos, afrodescendientes, afromexicanos, migrantes e indígenas), donde se les margina, se les limita o niega el servicio, el diagnóstico o el tratamiento por su condición física-pigmento; identidad sexo-genérica o actividad económica vulnerable.

Personas en situación de calle que se acercan a los servicios de salud pública, clínicas del sector sanitario, o de especialidad al no contar con una identificación, un domicilio particular fijo se les niega o limita la atención, el seguimiento y por consecuencia el tratamiento, incrementando la vulnerabilidad al virus.  En el caso de la población privada de su libertad si la familia no cuenta con recursos económicos para que un servidor carcelario le incluya en la lista de atención o seguimiento puede que muera en las celdas sin medicación, diagnóstico o tratamiento. Lo mismo ocurre con personas en situación de tráfico geográfico, indocumentados o migrantes que los refugios no ofrecen un programa de atención, información, diagnóstico, mucho menos detención o apoyo médico-psicológico. 

Estos aspectos se definen como serofobia, y constituyen una violación a los Derechos Humanos de las personas que viven con el virus de VIH y SIDA, define nuestras expresiones sistémicas-culturales donde se le ha querido ubicar al virus con una fuerte carga moral y estigma derivado del grupo origen de donde surgen los primeros casos en el mundo. Otra vez, el dedo castigador en la biología, en la salud y en la sexualidad por parte del Estado, el sistema socio-cultural que señala, castiga, reprueba y violenta a nombre y desde su moral al distinto, disidente, diverso. El virus no discrimina… Y ¿tú?

Abramos la discusión: @salmazan71