¿Golpe de Estado?

En la historia de las democracias, la mayoría de los golpes de Estado son ejecutados con apoyo de las fuerzas armadas.

¿Golpe de Estado? / Foto: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

"Nos acaban de dar un golpe de Estado. El decretazo presidencial implica rendición del poder civil ante el poder militar. Para proteger/perpetuar su visión, AMLO institucionaliza co-gobierno con las fuerzas armadas. Y será un gobierno más opaco, más discrecional, menos democrático" escribió Denise Dresser en twitter el pasado 23 de noviembre. La réplicas, ácidas y numerosas, no se hicieron esperar.

En efecto, la editorialista usó el término "golpe de Estado" con alguna ligereza. Ciertamente existen los "autogolpes". El autogolpe se da cuando la autoridad subvierte el orden legal para ejercer el poder sin restricciones; pero un golpe de Estado tiene ordinariamente un fuerte componente de violencia. Por ello, dicho sea de paso, los supuestos "golpes de Estado" blandos son un oximorón, una contradicción en sus términos. Si es blando, entonces no es golpe. Permítaseme un coloquialismo: no es lo mismo "golpear" que "golpetear". Cuando la prensa critica al gobierno, cuando un grupo de poder presenta batallas judiciales, no están dando un golpe de Estado blando, está "golpeteando". Y un cierto nivel de "golpeteo" es inherente a la democracia.

En la historia de las democracias, la mayoría de los golpes de Estado son ejecutados con apoyo de las fuerzas armadas. Sólo las fuerzas armadas tienen la capacidad para derrocar súbitamente a un gobierno. Ni siquiera las oligarquías y las grandes empresas pueden dar un golpe de Estado en un país, sin contar con la anuencia de las fuerzas armadas.

Desconozco los entresijos jurídicos del decreto del Presidente (DOF 22/11/2021), cuyo propósito, según entiendo, es blindar sus proyectos de infraestructura. No puedo pronunciarme sobre su constitucionalidad o inconstitucionalidad; pero de ser constitucional, no se trataría de un golpe de Estado.

lópez obrador
Foto: Cuartoscuro

Les cuento, sin embargo, que me llamó la atención que los críticos de Dresser olvidaran que el subsecretario López Gatell también usó esto de "golpe de Estado" con enorme ligereza. ¿Se acuerdan de la entrevista en televisión? Refiriéndose a las protestas de los padres de niños con cáncer, que no reciben su tratamiento oportunamente por falta de medicinas en los hosptiales públicos, el subsecretario declaró: "Este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica, en la historia de Latinoamérica con golpe, golpe, golpe de Estado, y esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos cada vez lo vemos más posicionado como parte de una campaña, más allá del país, de los grupos de derecha internacionales que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana, ya con una visión casi golpista" (https://politica.expansion.mx/mexico/2021/06/28/la-vision-golpista-de-los-ninos-con-cancer-la-nueva-polemica-de-lopez-gatell).

Hoy, que la autoridad ha reconocido el desabasto de medicinas en los hospitales públicos, la declaración de López Gatell resulta especialmente escandalosa. Si Dresser exageró al calificar el susodicho decreto presidencial como golpe de Estado, ¿qué decir del subsecretario que calificó como casi golpistas a quienes reclaman medicinas para los niños con cáncer?

Vivimos tiempos de polarización, donde el oficialismo y la oposición libran una violentísima guerra verbal e ideológica. Todo se lee en blanco y negro. En el espectro político, no hay lugar para la moderación ni para el debate fino y minucioso. El uso descuidado de la expresión "golpe de Estado" es la mejor prueba de que, ni al oficialismo ni a la oposición, les interesan los matices. Al parecer, en la discusión pública actual no hay espacio para los grises. Cuando en política sólo hay dos bandos irreductibles, el único camino que queda es el exterminio de los enemigos. Y eso es muy peligroso. En la palestra política siempre habrá extremistas, posiciones antagónicas e irrenconciliables; pero lo clave es que entre ellas exista un amplio colchón; un espacio donde, gracias a los matices, se generen consensos.

Ojalá y este artículo sea leído como una opinión matizada. Me temo, sin embargo, que muchos consideraran que, en estos tiempos, los escritores no tenemos derecho a evitar los extremos.

Sapere aude! ¡Atréveta a saber!

(El autor es conductor del programa de radio "El Banquete del Dr. Zagal" y profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

@hzagal