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¿Entre ruinas y misterios? Esta es la historia de la fábrica de químicos de Monterrey

En el año 2011 y después de varias crisis, la planta de Cydsa fue reubicada, pero pesar de su abandono, partes de la instalación aún están bajo vigilancia.

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La antigua Fábrica de Celulosa & Derivados de Monterrey, una vez vibrante y productiva, ahora yace en el olvido. Desde su cese de operaciones en 2011, este sitio ha quedado desolado y en desuso, marcado por los estragos del tiempo y los daños acumulados.

Fundada en 1960, esta planta, ubicada en las cercanías del centro de Monterrey, fue un pilar en la industria de la fibra de rayón. Sin embargo, su proximidad a zonas residenciales y su historial de incidentes la convirtieron en un lugar temido por muchos. Se cuentan historias de evacuaciones masivas debido a incendios químicos y explosiones catastróficas que dejaron a la comunidad al borde del desastre.

El punto de inflexión llegó en 1998, cuando una explosión en una caldera dejó a millones de personas sin electricidad en la zona. Aunque persistían rumores sobre posibles riesgos de radiación, estos nunca fueron confirmados, ni siquiera durante sus años de actividad.

La decisión final de cerrar la planta no se debió a problemas financieros, como se había especulado inicialmente, sino a las preocupaciones ambientales que rodeaban su funcionamiento. La contaminación generada por la fábrica fue un factor determinante en su clausura, marcando así el fin de una era y el comienzo de una nueva etapa para la comunidad.

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¿Qué pasó tras el cierre de la fábrica?

En 2011, la planta fue reubicada en el municipio de García, dejando atrás un legado de controversias y peligros. Sin embargo, a pesar de su abandono, partes de la instalación aún están bajo vigilancia, ya que algunas actividades continúan en funcionamiento.

Cydsa, la empresa matriz, se dedica ahora al procesamiento de cloro, sosa cáustica y gases refrigerantes, así como a la generación de energía eléctrica y vapor. Aunque la mayoría de las instalaciones están en desuso, todavía se pueden ver las vías ferroviarias que solían transportar vagones cargados de productos químicos exclusivos para la fábrica.

El legado de la Fábrica Química de Monterrey es complejo y lleno de matices. Aunque su desaparición ha traído consigo un alivio para algunos, su memoria perdura como un recordatorio de los desafíos y riesgos inherentes a la industria química y la importancia de la seguridad y la responsabilidad ambiental en todas las etapas de la producción industrial.