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Desde Tizimín hasta Nuevo Vallarta: El viaje de 16 niños que cambiaron su escuela y su vida

La mayoría de los estudiantes que acuden al plantel son indígenas y hablan su lengua natal que es maya.

Los alumnos aprendieron matemáticas, lógica, español y poco a poco manejar su lenguaje corporal.
Los alumnos aprendieron matemáticas, lógica, español y poco a poco manejar su lenguaje corporal.Créditos: Especial
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Con el apoyo de padres de familia y maestros, alumnos de la escuela Benito Juárez ubicada en la periferia del municipio de Tizimín, Yucatán, 16 niños lograron rehabilitar salones de clases, remodelaron el patio y crearon la cancha de fútbol.

La mayoría de los estudiantes que acuden al plantel son indígenas y hablan su lengua natal que es maya. Muchos de ellos son alumnos que presentan un desfase entre el grado y la edad, por lo que se trabaja con procesos más acelerados, dijo Pilar Peralta, maestra extra-edad.

Lo que se les inculcó es que sentados no podrán resolver problemas o necesidades, así que “ellos tuvieron que gestionar todo. Les enseñamos que no pueden estar esperanzados a que alguien más cambie su ambiente. Cuando pidieron y les dijeron no, se desalentaron, pero continuaron y realizaron bazares, tómbolas y rifas”.

En este proceso, los alumnos aprendieron matemáticas, lógica, español y poco a poco manejar su lenguaje corporal.

Entrevistada, luego de recibir un reconocimiento por parte de la fundación Somos el Cambio por el proyecto “La Escuela que Queremos”, Pilar Peralta habló del esfuerzo que hicieron los padres por permitirles viajar a Nuevo Vallarta, Nayarit. Ahí comenzó otro proceso.  El desprendimiento con la familia, porque los indígenas son más unidos. Mariana una de las niñas que acudió tiene 14 hermanos. Su madre no tenía para comprar lo mínimo necesario para asistir a la ceremonia y entre el municipio y donaciones que recibieron pudo viajar. Otra mamá gastó los 600 pesos que gana a la semana para que José Manuel y Gilberto –tío y sobrino- pudieran acudir.  Fue la primera vez que subieron al avión. Se portaron valientes, pero ya arriba iban “prensados en los asientos”.

De acuerdo con la directora de Somos el Cambio, María Fernanda Gómez de la Garza, más del 50 por ciento de los niños que son y han sido reconocidos por la fundación nunca habían viajado a otra entidad y menos en avión.

“Es una experiencia de mucho shock y asombro, pero es justo lo que queremos siempre decirles, tú llegaste hasta aquí, tú te lo ganaste y esto es porque te lo mereces”, dijo.