Entre olor a humo, mesas improvisadas y poquísima mercancía, los comerciantes del Mercado de la Merced, los mas de 600 que fueron afectados por el incendio del pasado 24 de diciembre tratan de recuperar la normalidad a través de sus propios medios.
Algunos de ellos, han iniciado la reparación de sus locales ante la inactividad del gobierno de la Ciudad de México, ya que la titular Claudia Sheinbaum solo realizó un recorrido, desplazó policías y les anunció que a partir del 10 de enero iniciará el censo para saber el número total de afectados.
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Luz María Limón, propietaria de un local de semillas y frutos secos, se organizó con sus vecinos, ante la impotencia de perder el patrimonio heredado por sus padres desde hace más de 45 años. Sin esperar el dictamen de Protección Civil, contrataron arquitectos, solicitaron créditos a sus proveedores y han empezado a recuperar sus espacios con la esperanza de volver a la normalidad y ante el riesgo de que se cierre su fuente de trabajo.
Los comerciantes de verduras, carne, semillas, piñatas, entre otros productos se encuentran desesperados porque el gobierno de la CDMX sólo les ha ofrecido el seguro de desempleo para un trabajador y el resto está en riesgo de quedarse si empleo, señaló Luz María Piñón.
Evelia Cisneros, comerciante de piñatas y frutos secos, afectada por el incendio, trata de recuperar el mobiliario y su local por sus propios medios; dijo que la esperanza de que el gobierno capitalino los apoye es poca y recordó que hace ya siete años, el área aledaña a la siniestrada el pasado 24 de diciembre también se quemó y hasta la fecha no se han entregado los espacios a los comerciantes.
Abraham González Mendez, cuyo negocio de desechables se perdió al 100% con el incendio, dijo que el apoyo del gobierno ha consistido en el retiro de escombros y limpieza, pero nadie les ha dicho si pueden seguir trabajando e incluso tienen miedo de que colapse la estructura.
Dentro del área incendiada solo muy pocos espacios se encuentran acordonados, hay pocos montones de escombros, pero paredes y techos siguen renegridos por el humo y las llamas, las cortinas de metal retorcidas empiezan a ser reparadas y poco a poco los vendedores tratan de atraer a sus clientes habituales para salir del hoyo de la ruina en que los dejó el incendio.
