JUSTICIA

Obispos de Guerrero piden al Gobierno no caer en indiferencia ante el crimen organizado

En una carta pública advirtieron que “el descontento social aumenta ante el clima de impunidad y algunos pueblos empiezan a asumir roles que corresponden a las fuerzas del orden”.

Obispos de Guerrero piden al Gobierno no evadir el tema de la violencia en la entidad.
Obispos de Guerrero piden al Gobierno no evadir el tema de la violencia en la entidad. Créditos: EFE-Iustrativa
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Los obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco llamaron a los gobernantes a superar la indiferencia y eviten ser rebasados por quienes intentan apoderarse del ánimo, la vida económica y el futuro de sus municipios, lo anterior luego de la negociación en la que mediaron entre organizaciones de la delincuencia organizada para pacificar algunas zonas de Guerrero.

A través de una carta pública los religiosos Leopoldo González Arzobispo de Acapulco; José de Jesús González Hernández, obispo de Chilpancingo-Chilapa; Joel Ocampo Gorostieta obispo de Ciudad Altamirano y Dagoberto Sosa Arriaga, arzobispo de Tlapa, advirtieron que “el descontento social aumenta ante el clima de impunidad y algunos pueblos empiezan a asumir roles que corresponden a las fuerzas del orden”.

En este sentido pidieron a quienes “han hecho del crimen un estilo de vida” que cesen en sus abusos en contra de las personas, de las familias, de los pueblos y ciudades. “Todos necesitamos un ambiente libre de intimidación y violencia para conservar nuestra integridad física y psicológica, trabajar honestamente, consolidar nuestro patrimonio material, disfrutar de nuestra familia, asistir a los centros escolares, llegar a las instituciones de salud y manifestar públicamente nuestra fe”.

Les recordaron que nadie tiene derecho a matar, abusar sexualmente, robar, mentir, esclavizar; mucho menos a convertirlo en un negocio o en un medio de intimidación.

Aseguraron que todos los agentes de pastoral de sus diócesis están comprometidos en la evangelización para que la paz eduque la conciencia.

 “Ante el recrudecimiento de la violencia en nuestro Estado no podemos quedar en silencio, porque como Obispos estamos llamados a ser profetas y constructores de la justicia y de la paz y defensores del derecho a la vida, de la dignidad humana y de los débiles. Imitando a Jesucristo, enviado de Dios para el bien de los humanos, queremos ser voz de los que no tienen voz, de los oprimidos, perseguidos y humillados, para que sus derechos sean respetados”, concluyeron.