Tras el hundimiento del gimnasio ubicado al interior del Deportivo Gertrudis Sánchez a causa de un socavón, los vecinos de la zona han manifestado sus preocupaciones a las autoridades mexicanas, pues temen que uno de estos fenómenos geológicos pueda ocasionar un riesgo para su bienestar, por lo que te explicamos cuáles son las condiciones que los originan.
MVS Noticias consultó Héctor Muñoz Esquivel, ingeniero civil de la UNAM que ha investigado sobre la mecánica de suelos en la capital del país, quien señaló que estos fenómenos son comunes en la naturaleza, pero también pueden ocurrir en entornos urbanos de acuerdo con varias condiciones.
¿Por qué se originan los socavones en la CDMX?
La Ciudad de México cuenta, en su mayoría con suelos de arcillas, en los cuales es posible construir de forma segura, pero que al estar en contacto con agua feática, es decir que se encuentra debajo de la tierra, pueden generar zonas de suelo blando erosionado.
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Este suelo blando está presente de manera natural en la capital del país, pero al estar en contacto con corrientes de agua generadas por la filtración de lluvia, o por el traslado de agua potable, se puede generar una erosión subterránea, y por consiguiente, el colapso de la superficie.
¿Qué tienen que ver con los sismos?
Aunque los socavones se han registrado en todas las zonas de la Ciudad de México, los últimos reportes señalan que podrían ser más comunes en el nor-oriente de la capital, zona que corresponde a la zona del antiguo Lago de Texcoco.
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El tipo de suelo en esta zona cuenta con una mayor concentración de depósitos lacustres, las cuales corresponden a corrientes de agua anteriores, por lo que también hay más riesgo de daños en caso de sismo.
Los socavones y los sismos no se relacionan de forma directa, pero el daño que pueden provocar ambos fenómenos es mayor en las zonas que no cuentan con un suelo firme a nivel de superficie, por lo que los ingenieros tienen que realizar excavaciones más profundas para construir de manera segura.
Estado del drenaje en la CDMX
La mayoría de las instalaciones de drenaje públicas de la Ciudad de México tienen más de 70 años de antigüedad, pues fueron construidas en los años 50, al igual que las correspondientes al servicio de agua potable, y algunas de ellas, siguen operando sin el mantenimiento adecuado.
Es por este motivo que el mal funcionamiento y las fugas de estos servicios hidráulicos sean comunes, pues según Muñoz Esquivel, el suministro de agua potable desperdicia hasta un 40 por ciento del líquido que se bombea a través de la Ciudad de México, lo cual sería una causa directa de los socavones.