Sin el respaldo de legisladores de oposición, la Comisión Permanente emitió un pronunciamiento en el que consideró que los resultados de la elección de la Asamblea Constituyente de Venezuela no cumplieron con los requisitos constitucionales establecidos en dicho país y representan un instrumento para la desarticulación del Estado venezolano y su democracia.
En el pronunciamiento, la Comisión Permanente manifestó también su preocupación por la revocación del arresto domiciliario de Leopoldo López y Antonio Ledezma, líderes de la oposición al régimen de Nicolás Maduro.
El tema fue motivo de una ríspida discusión, en la que legisladores del PAN y PRI respaldaron la decisión de la Cancillería de no reconocer los resultados de la elección de la Asamblea Constituyente y demandaron al dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, que fije una posición sobre lo que ocurre en Venezuela.
La senadora por el PAN, Mariana Gómez del Campo, destacó que no se pueden reconocer los resultados de la Asamblea Constituyente y lamentó el silencio que ha guardado el líder del Movimiento de Regeneración Nacional en torno a este asunto.
De igual forma, el senador por el PRI, Marco Antonio Olvera, respaldó la posición del gobierno de nuestro país y criticó el diálogo que ha sostenido Andrés Manuel López Obrador con líderes de izquierda en América Latina en medio del conflicto que se vive en territorio venezolano.
No obstante, el diputado por Morena, Vidal Llerenas Morales, se pronunció en contra de las posiciones “agresivas” del gobierno mexicano y aseguró que Andrés Manuel López Obrador sólo está asumiendo el liderazgo que nuestro país ha perdido en el exterior.
El vicecoordinador político del PT en el Senado, Miguel Barbosa Huerta, criticó los señalamientos contra Andrés Manuel López Obrador y afirmó que todo es producto del miedo que se tiene al político tabasqueño.
Finalmente, la coordinadora del PRD, Dolores Padierna, advirtió que el conflicto en Venezuela no se resolverá con la actitud del gobierno mexicano, que, dijo, va en contra de una larga tradición de “no intervención” en conflictos internos de otros países.