El director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Cabrero, estima que el ojo humano puede ver casi 5 mil objetos celestes en una noche oscura, pero la contaminación lumínica solo permite la observación de unos 50, por lo que se está perdiendo el 99 por ciento de la observación a simple vista.
Durante la presentación del libro “El Derecho a los Cielos Oscuros”, editado por la Unesco, Cabrero Mendoza dijo: “Guillermo Haro, el astrónomo mexicano, decía que todos venimos de la misma explosión, por eso, conocer una estrella es conocerse a sí mismo, el derecho a los cielos oscuros, es el derecho de conocerse a sí mismos”.
Por lo anterior, explicó que comprobado que en el ser humano, la segregación de melatonina se ve afectada por un exceso de iluminación.
“Esta hormona bloquea la generación de células cancerígenas, entre otros muchos atributos. También puede tener efectos adicionales sobre la salud, el estrés, la irritabilidad y el cansancio. Nuestra salud y los ciclos de sueño también son vulnerables a la contaminación lumínica”, indicó el titular de la Conacyt.
Asimismo, aseguro que se está impulsando la creación de un consorcio de investigación integrado por varios centros para dedicarse a la investigación lumínica.
“Parecería que el gran problema de la contaminación en las ciudades de México va por aire, ruido, del agua y en fin de otros elementos y poco se ha atendido el tema de la contaminación lumínica”, aseguró Cabrero Mendoza.
Enrique Cabrero resaltó que hemos asociado la luz de una ciudad al desarrollo, al progreso, a la seguridad, lo que en parte es totalmente cierto, pero el llamado de la obra de la Unesco va a que un país tiene que preservar espacios de cielo obscuro no solo para la observación astronómica, sobre todo ahora que la accesibilidad a los telescopios la está haciendo una ciencia ciudadana.
“Necesitamos llegar a acuerdos y legislaciones para que en alguna región pueda respetarse el derecho al cielo oscuro”, solicitó, pues argumenta que las ciudades van a seguir creciendo y tecnológicamente se puede hacer mucho para que el tipo de luz que se usa en las ciudades sea menos contaminante, finalizó el experto.