Un caso más de abusos sexuales que sacude a los jesuitas se ha ampliado luego de que una exmonja describió cómo se ignoraron sus denuncias contra Marko Rupnik, un destacado sacerdote y mientras la orden religiosa insta a otras personas a presentar nuevas pruebas.
La mujer, que ahora tiene 58 años, contó a un periódico de investigación italiano, los presuntos abusos que sufrió a manos del padre Marko Rupnik, un sacerdote esloveno conocido en la Iglesia por sus obras de arte.
Describió cómo el sacerdote utilizó su control "psicoespiritual" sobre ella hace unas tres décadas para mantener relaciones sexuales, incluso en grupo, y ver películas pornográficas. En aquella época era director espiritual de un convento en Eslovenia.
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Rupnik está en el centro del escándalo que ha envuelto a la Compañía de Jesús, una orden católica de sacerdotes y hermanos, de la que es miembro el papa Francisco.
Las declaraciones de la orden han sido contradictorias, dejando muchas preguntas sin respuesta. Algunos jesuitas de alto nivel han pedido una revisión completa de cómo la orden y el Vaticano han manejado el caso.
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Sólo después de que los medios de comunicación informaron sobre los presuntos abusos de Rupnik a monjas, la orden emitió un comunicado el 2 de diciembre en el que decía que había sido sancionado.
Agregó que había encargado a un no jesuita anónimo que investigue a Rupnik, de 68 años, después de que el Vaticano recibió una queja el año pasado. Los jesuitas impusieron restricciones a su ministerio.
Los jesuitas entregaron los resultados al departamento doctrinal del Vaticano, que cerró el caso en octubre, alegando prescripción. Los jesuitas mantuvieron las restricciones que impedían a Rupnik confesar o dirigir retiros espirituales.
El 7 de diciembre, el Superior de la Compañía de Jesús, el padre Arturo Sosa, dijo que no se había ocultado nada, pero luego se contradijo. Una línea de tiempo publicada por los jesuitas el domingo mostró que un proceso separado había tenido lugar años antes, entre 2018 y 2020, que resultó en la excomunión de Rupnik.
Ese caso involucró la "absolución de un cómplice" en confesión, refiriéndose a cuando un sacerdote tiene relaciones sexuales con alguien y luego absuelve a la persona del pecado. La cronología mostraba que el Vaticano impuso la excomunión en mayo de 2020 y la levantó ese mismo mes, después de que Rupnik se arrepintió.
La información publicada por los jesuitas no muestra ningún intento de disciplinar a Rupnik más severamente o de expulsarlo.
Los repetidos intentos de contactar a Rupnik a través de su escuela de arte religioso en Roma no tuvieron éxito y no respondió a los mensajes que le dejaron allí.
Los jesuitas reabrieron de hecho el caso, publicando una carta en su página web en la que pedían a cualquiera que deseara presentar nuevas quejas o discutir las existentes que se pusiera en contacto con ellos.
Las llamadas a la oficina de prensa de los jesuitas para comentar los últimos acontecimientos no obtuvieron respuesta el lunes. En la entrevista con Domani, la exmonja describe con detalle su estancia en el convento entre 1987 y 1994.
En su opinión, Marko Rupnik abusó de hasta 20 mujeres. Además afirma que sus quejas a su superiora y a un dirigente de la Iglesia eslovena de la época no fueron atendidas.