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En su colaboración para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el periodista Óscar Balderas, expuso la preocupante conexión entre las jirafas y el crimen organizado.
La narrativa comienza con la historia de Benito, una jirafa cuyo movimiento para trasladarla a un hábitat más seguro conmovió al periodista en un país afectado por la violencia.
Balderas señaló que, en 1985, estos animales se consideraban de "menor preocupación", pero su situación empeoró al pasar a la categoría de "vulnerable” a “extinción" en 2015, con una disminución del 40 por ciento de los ejemplares a nivel mundial.
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La caza ilegal, hermana del tráfico ilegal de especies, emergió como un claro peligro, conectando a la familia de Benito con el crimen organizado en menos de seis grados de separación.
¿Cómo se conectan las jirafas con el crimen organizado?
La historia se remonta a 2005, cuando se encontró el cadáver desollado de una jirafa macho en Zambia.
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Los pobladores sospechaban de cazadores furtivos vinculados a agrupaciones terroristas, un patrón similar a los cazadores ilegales mexicanos que pactan con cárteles locales.
Balderas reveló que la caza ilegal de estos animales es un negocio lucrativo, donde los cazadores ilegales buscan evitar los altos costos de las cacerías legales.
Detalló los precios, mostrando que incluso una caza legal podría costar medio millón de pesos mexicanos por persona.
Fuera del circuito legal, en lugares como Congo o Zambia, los cazadores ilegales encuentran un terreno más favorable.
El periodista destacó cómo son objeto de deseo en un oscuro mercado, desde su piel moteada utilizada en textiles exóticos hasta sus huesos empleados en medicina tradicional africana.
Agrupaciones terroristas obtienen ganancias al ofrecer protección a cazadores ilegales durante safaris, colaborando con la corrupción de policías y guías.
La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito identifica rutas similares para el tráfico de restos de estos animales y cocaína, revelando un negocio sin fronteras.
Datos alarmantes muestran que entre 2006 y 2015, cazadores legales importaron a Estados Unidos miles de trofeos de caza de jirafas, contribuyendo al acelerado camino de estas criaturas hacia la extinción.
En conclusión, Óscar Balderas subrayó el rescate de Benito en México como un triunfo, una pequeña acción para resarcir el daño causado por la especie humana a estas criaturas vulnerables, agradeciendo y pidiendo perdón a la jirafa por su situación.