Se cumplen 40 años de investigación del Templo Mayor (FOTO)

El arqueólogo Eduardo Matos sostuvo que gracias a 40 años de excavaciones en el Templo Mayor se ha descubierto un nuevo rostro del mexica.

Créditos: Secretaría de Cultura
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El arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma hizo un recuento del trabajo realizado a lo largo de cuatro décadas en la zona arqueológica del Templo Mayor, en la Ciudad de México, donde, dijo, se han descubierto importantes vestigios para la investigación de la cultura azteca.

Matos participó en el ciclo “Charlas con Premios Nacionales”, organizado por el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República y el Centro Nacional de las Artes (Cenart) con la ponencia “El Proyecto Templo Mayor: 40 años de investigación. Del siglo XX al XXI”.

De acuerdo con un comunicado de prensa de la Secretaría de Cultura, en su exposición el investigador hizo un detallado recuento del trabajo realizado en lo que fue la Gran Tenochtitlan.

Subrayó que se han descubierto restos óseos humanos y animales, papel, telas, máscaras de piedra, cerámica, muros pintados, la Casa de las Águilas, los Templos Rojos, el Cuauhxicalco y gran cantidad de ofrendas.

“Este es un viaje al pasado con el que nos remontamos a más de cinco siglos atrás, llegando hasta los hombres que hicieron toda una serie de obras y edificaciones”, comentó el especialista a los asistentes reunidos en el Aula Magna José Vasconcelos del Cenart.

“El Proyecto Templo Mayor se creó un mes después del descubrimiento del monolito de la diosa Coyolxauhqui por los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro que encontraron en la esquina de Guatemala y Argentina, el 21 de febrero de 1978.

“A partir de esa fecha se iniciaron los trabajos de investigación, los cuales no han parado y han permitido identificar las siete etapas constructivas del Templo Mayor, además del descubrimiento de la Casa de las Águilas, los Templos Rojos, el Cuauhxicalco que fue el lugar de enterramiento de los tlatoanis, el monolito de Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra, y una gran cantidad de ofrendas”, abundó.

Relató que “hace 40 años usábamos un teodolito que ayudaba a hacer los planos de los edificios que íbamos encontrando, actualmente se usan aparatos sofisticados, algunos permiten pasar sobre la tierra y detectar lo que hay abajo, para que el arqueólogo, a través de la excavación, pueda llegar con mayor precisión a esos elementos detectados”.

Foto: Arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma / INAH

Explicó que “cuando se dibuja, se fotografía y se graba lo encontrado, se pueden levantar los materiales para seguir viendo qué viene debajo de ellos. Las ofrendas presentaban un lenguaje, la ubicación de los materiales tienen un simbolismo, inclusive en el sentido vertical, vemos que se ponen los niveles: celeste, terrestre y el inframundo”.

Eduardo Matos también habló sobre el surgimiento del Programa de Arqueología Urbana, dedicado a explorar áreas cercanas al Templo Mayor, y mencionó que en 1991 se excavaron pozos bajo la Catedral Metropolitana, donde se detectaron canales, elementos arquitectónicos y ofrendas.