NAMASTÉ

Te veo

¿Te imaginas qué pasaría si en el día a día fuéramos capaces de observar a los demás más allá de cualquier expectativa o proyección?

Mujer con manos juntas / Ilustración
Mujer con manos juntas / IlustraciónCréditos: Foto de Ashley Inguanta en Unsplash
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23 Sep 22- Te veo

Hace poco vi de nuevo la película Avatar y me llamó la atención que cuando los nativos de Pandora decían “Te veo” cuando conectaban unos con otros y establecían una especie de vínculo compartido.

Decir Te veo representaba literalmente observar al otro, reconocerlo como alguien muy parecido a ti, sumergirte en su ser. Ver más allá de lo físicamente apreciable, incluir emociones y pensamientos como comprensión, aceptación y empatía.

¿Te imaginas qué pasaría si en el día a día fuéramos capaces de observar a los demás más allá de cualquier expectativa o proyección? Estoy segura de que podríamos integrarnos de manera más auténtica con el mundo en el que vivimos y con quienes convivimos y sentirlos como si fueran parte de nosotros, nuestros hermanos.

Entonces vino a mi mente el término sánscrito namasté, de namas, reverencia; té, a ti. Reverencia a ti, a usted; esta palabra es más que un saludo, es un enfoque que prioriza el respeto y una vida con alma. En realidad, nos ayuda a conectarnos más con el mundo, con los demás y con nosotros mismos.

Namasté es una palabra bella y humilde que se traduce como: el espíritu divino dentro de mí reconoce y respeta al espíritu divino en ti. Al saludar con este término, se hace un gesto de unir las dos manos: la mano derecha representa la naturaleza más alta, la espiritual; la izquierda, simboliza el ego. Se inclina la cabeza como señal de respeto.

Los cinco dedos de la mano izquierda representan los cinco sentidos del cuerpo y los de la derecha, del conocimiento. Unirlos simboliza que nuestro karma, o las acciones que realizamos deben estar en armonía y regirse por el conocimiento adecuado.

Namasté, o te veo, son más que palabras, son formas de vida, manifestaciones de respeto por uno mismo y por los demás, por nuestro mundo y la naturaleza. Son formas de conexión con todo lo que nos rodea.

Vivir una vida bajo esta filosofía es aprender a ser compasivos; honrar y apreciar a los demás. Eso no significa que aceptemos de forma pasiva a todas las circunstancias y personas, sino simplemente que seamos capaces de entendernos unos a otros y aceptar en lo que estamos de acuerdo y en lo que no: esto es, aprender a reconocer nuestras similitudes y diferencias.

Otro término que me llama la atención y que considero en el mismo tenor que namasté y te veo, es ubuntu, un término de la filosofía africana cuyo significado refleja humanidad hacia otros. Esta palabra tiene su origen en las lenguas zulú y xhosa. Es visto como un modo de vida enfocada en el respeto, la lealtad y cuidado de las personas, así como las relaciones de estas con la comunidad.

Para los africanos, ubuntu es la capacidad humana de comprender, aceptar y dar un buen trato a nuestro prójimo. Una persona ubuntu busca la generosidad, solidaridad y compasión, como lo más importante en su vida. Las enseñanzas de esta palabra sirven de aceptación, unión y cooperación de los unos a los otros.

Sin duda alguna, las palabras son poderosas y es claro que a través de ellas podemos activar prácticas. Quizá de pronto las repetimos sin sentido y sentimos que no nos generan nada, pero a medida que profundizamos en ellas, nuestros sentidos empezarán a ejercitarse hasta dejar huella en los nuestros. ¿Conoces alguna otra palabra que tenga este mismo enfoque?

Hombre con manos juntas / Ilustración / Foto de jaikishan patel en Unsplash